Él es el Guardián. O el Vigilante (todos sabemos que hay cosas que no tienen sólo un nombre).
Al deslizarse desprende un tenue aroma a bronce y a cuero, a polvo y hojas secas.
Lo has visto alguna vez, lo sabes.
Él, como Guardián, nunca olvida; pero las personas sí.
Claro que no es una persona.
¿Por qué querría nadie ser una persona…?